Daily Zohar 4659
Traducción al Español: Daniel Schulman
249. Hemos aprendido que diez tipos de estas Jojmot, de Klipot, descendieron al mundo y todas FUERON DADADAS a Egipto y se volvieron impuras en él, excepto una que se extendió POR TODO EL MUNDO, EXCEPTO EGIPTO. Consistían en todos los tipos de brujería, y gracias a ellas los egipcios conocían la brujería más que el resto de la humanidad. Cuando los egipcios deseaban reunir tipos de brujería para sus propósitos, solían salir al campo, a las altas montañas y ofrecer sacrificios. Hacían excavaciones en el suelo y rodeaban las excavaciones con sangre, mientras que el resto de la sangre se acumulaba dentro de las excavaciones. Colocaban sobre ellas carne. Ofrecían el sacrificio a seres malignos. Y estos seres malignos se reunían y se acercaban, y eran apaciguados por ellos en esa montaña.
250. Israel, que estaba subyugado por los egipcios, se acercó a ellos, aprendió de ellos, siguió sus caminos erróneos, como dice el versículo: «No haréis según práctica de la tierra de Egipto, donde morasteis; ni obraréis conforme al uso de la tierra de Kna’an…» (Vaikrá/Levítico 18:3). También está escrito: “A fin de que ellos no ofrezcan más sus sacrificios a los demonios…” (Id. 17:7). Hemos aprendido que cuando ellos ofrendaban ante ellos en el campo y preparaban la sangre y ofrendando sus sacrificios, todos estos tipos malvados se reunieron y los vieron como demonios, ya que estaban llenos de pelo y les dijeron lo que querían.
Traducción al Hebreo:
250. יִשְׂרָאֵל שֶׁהָיוּ מְשֻׁעְבָּדִים לָהֶם, הָיוּ מִתְקָרְבִים לָהֶם, וְלָמְדוּ מֵהֶם, וְהָיוּ טוֹעִים אַחֲרֵיהֶם. וְהַיְנוּ מַה שֶּׁכָּתוּב, כְּמַעֲשֵׂה אֶרֶץ מִצְרַיִם אֲשֶׁר יְשַׁבְתֶּם בָּהּ לֹא תַעֲשׂוּ וּכְמַעֲשֵׂה אֶרֶץ כְּנַעַן וְגוֹ’. וְכָתוּב וְלֹא יִזְבְּחוּ עוֹד אֶת זִבְחֵיהֶם לַשְּׂעִירִים וְגוֹ’. לָמַדְנוּ, בְּשָׁעָה שֶׁהָיוּ מַקְרִיבִים לָהֶם עַל גַּבֵּי הַשָּׂדֶה וְהָיוּ מְזַמְּנִים אוֹתוֹ הַדָּם וּמַקְרִיבִים קָרְבְּנוֹתֵיהֶם, הָיוּ מִתְכַּנְּסִים כָּל אוֹתָם מִינִים רָעִים, וְרוֹאִים אוֹתָם כְּמוֹ הַשְּׂעִירִים, כֻּלָּם מְלֵאִים בְּשֵׂעָר, וּמוֹדִיעִים לָהֶם מַה שֶּׁהֵם רוֹצִים.
Comentario de Zion Nefesh:
Continuación del ZD anterior
#249
Hemos aprendido que diez niveles de Jojmá de las Klipot descendieron al mundo. Todas ellas se concentraron y se profanaron en Egipto, excepto uno que se extendió por el resto del mundo fuera de Egipto. Todos estos son tipos de brujería, y de ellos, Egipto conocía la brujería mejor que todas las demás naciones del mundo.
Cuando los egipcios querían reunir su brujería para sus acciones, salían a los campos, a las altas montañas, y ofrecían sacrificios. Cavaban zanjas en el suelo y las rodeaban con sangre, mientras el resto de la sangre se acumulaba en las zanjas, sobre las cuales colocaban la carne. Ofrecían sacrificios a estas fuerzas del mal, y estas fuerzas del mal se reunían y se acercaban a ellos en esa montaña, apaciguándose con ellas.
Notas:
Este Zohar explica las prácticas oscuras del antiguo Egipto, en particular su dominio de la brujería (‘kishufim’) y cómo estas formas impuras de sabiduría (‘Jojmot’) se centraban allí.
Los diez niveles de Jojmá mencionados aquí se refieren a fuerzas negativas e impuras que corresponden a las diez Sefirot del lado de la impureza o Klipot. Egipto, conocido por su profunda implicación en lo oculto, tenía acceso a esta sabiduría impura más que cualquier otra nación.
Los rituales egipcios para invocar a estas fuerzas se describen en detalle. Realizaban estos ritos oscuros ofreciendo sacrificios de sangre, creando zanjas en el suelo y vertiendo la sangre de manera que formara un círculo alrededor de la zanja. Las fuerzas de la impureza se sentían atraídas por estas ofrendas y los egipcios interactuaban con ellas en las montañas, utilizando estos ritos para manipular y aprovechar los poderes de la hechicería.
El párrafo destaca el contraste entre el nivel puro de Jojmá y el mal uso de las fuerzas espirituales, demostrando cómo se practicaban la impureza y la brujería en oposición a las sagradas Sefirot. Sirve como recordatorio de los peligros de aprovechar la energía espiritual para fines impuros y de cómo Egipto se convirtió en un centro de esas prácticas oscuras.
#250
Los Israelitas, que estaban bajo la esclavitud de los egipcios, comenzaron a acercarse a ellos y a aprender de sus costumbres, pero se extraviaron tras ellos. Esto es lo que está escrito:
Vaikrá/Levítico 18:3
«No haréis según práctica de la tierra de Egipto, donde morasteis; ni obraréis conforme al uso de la tierra de Kna’an, adonde Yo os llevo; ni seguiréis sus leyes”
Y también está escrito,
Id. 17:7
“A fin de que ellos no ofrezcan más sus sacrificios a los demonios, tras los cuales siguen idolatrando. Estatuto perpetuo les será esto durante sus generaciones”
Hemos aprendido que cuando ofrecían sacrificios en campo abierto, preparaban la sangre y presentaban sus ofrendas, todas estas fuerzas malignas se reunían. Se les aparecían como ‘Seirim’, demonios peludos, con forma de cabra, pues estaban cubiertos de pelo, y les revelaban todo lo que deseaban saber.
Notas:
Este pasaje refleja la influencia negativa que los egipcios tuvieron sobre los Israelitas durante su tiempo de esclavitud en Egipto. Los Israelitas, habiendo vivido entre los egipcios durante muchos años, estuvieron expuestos a sus prácticas, entre ellas la idolatría y la hechicería.
El texto se refiere a cómo fueron extraviados por las costumbres de Egipto, aunque más tarde, en la Torá, se les ordenó explícitamente no seguir estas prácticas cuando ingresaran a la Tierra de Israel o Kna’an.
El texto también destaca los rituales que realizaban los egipcios. Ofrecían sacrificios en campos abiertos para invocar y comunicarse con fuerzas impuras. Estas fuerzas, conocidas como ‘Seirim’, aparecían como demonios cubiertos de pelo y respondían a las peticiones de quienes las invocaban. Esta descripción enfatiza la impureza visual y espiritual asociada con estos seres.
Esto sirve como advertencia contra la influencia del paganismo y la idolatría, recordándonos la importancia de mantener la pureza espiritual y abstenernos de involucrarnos con fuerzas impuras, como lo ordena la Torá.
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