ZOHAR DIARIO # 4666 – AJAREI MOT – UNA LETRA DE MÁS Y SOMOS RECHAZADOS




Daily Zohar 4666

Holy Zohar text. Daily Zohar -4666

Traducción al Español: Daniel Schulman

268. Hemos aprendido que Rabí Iehudá dijo: Un día, Rabí Jizkiá y Rabí Iesa iban por el camino y se encontraron con UN LUGAR LLAMADO Gush Jalav. Estaba en estado de destrucción. Se sentaron junto al cementerio. Rabí Iesa tenía en su poder una porción de un rollo de la Torá rasgado, ES DECIR QUE TENÍA EN SU MANO UNA PORCIÓN DE UN ROLLO DE LA TORÁ RASGADO CON UNA COLUMNA DENTRO. Mientras estaban sentados, una tumba tembló ante ellos y gritó: Ay, ay, el mundo está en apuros ya que la Torá ha sido exiliada aquí, o tal vez los vivos han venido a burlarse y avergonzarnos con su Torá. Rabí Jizkiá y Rabí Iesa temblaron.

269. Rabí Jizkiá dijo a la tumba: ¿Quién eres? Él respondió: Estoy muerto. Me despertaron por el bien del rollo de la Torá. Una vez el mundo estaba en apuros y los vivos vinieron aquí con un rollo de la Torá para despertarnos. Mis compañeros y yo nos apresuramos a ir a los durmientes en Hebrón y, cuando se unieron a los espíritus de los Justos en el Jardín del Edén, se descubrió que el rollo de la Torá que los vivos trajeron ante nosotros no era apto. Habían sido infieles al nombre del Rey, porque se encontró una Vav extra en la Torá en el versículo: «Todo aquel que es de pezuña y pezuña hendida» (Vaikrá/Levítico 11:3), QUE ESTABA ESCRITO CON UNA VAV REDUNDANTE. Ellos dijeron que, dado que habían sido infieles al nombre del Rey, YA QUE LA TORÁ ES EL NOMBRE DEL REY, no volverían a ellos PARA HACERLES SABER SI SU ORACIÓN FUE ACEPTADA. Luego me despidieron a mí y a mis compañeros de la Ieshivá.

 

Traducción al Hebreo:

268. לָמַדְנוּ, אָמַר רַבִּי יְהוּדָה, יוֹם אֶחָד הָיוּ הוֹלְכִים רַבִּי חִזְקִיָּה וְרַבִּי יֵיסָא בַּדֶּרֶךְ. פָּגְעוּ בְּגוּשׁ חָלָב, וְהָיָה חָרֵב. יָשְׁבוּ סָמוּךְ לְבֵית הַקְּבָרוֹת, וּבִידֵי רַבִּי יֵיסָא הָיָה מַקֵּל (קֶשֶׁר) שֶׁל סֵפֶר תּוֹרָה שֶׁנִּקְרַע. בְּעוֹד שֶׁיָּשְׁבוּ, רָעַשׁ קֶבֶר אֶחָד לִפְנֵיהֶם וְצָוַח: אוֹי אוֹי! שֶׁהֲרֵי הָעוֹלָם מָצוּי בְּצַעַר. הֲרֵי הַתּוֹרָה גָּלְתָה לְכָאן, אוֹ שֶׁהַחַיִּים בָּאוּ לִצְחֹק עָלֵינוּ וּלְבַיֵּשׁ אוֹתָנוּ בְּבוּשָׁה בְּתוֹרָתָם! הִזְדַּעְזְעוּ רַבִּי חִזְקִיָּה וְרַבִּי יֵיסָא.
269. אָמַר רַבִּי חִזְקִיָּה, מִי אַתָּה? אָמַר לוֹ: אֲנִי מֵת, וַהֲרֵי הִתְעוֹרַרְתִּי לְסֵפֶר הַתּוֹרָה. שֶׁפַּעַם אַחַת הָיָה הָעוֹלָם יוֹשֵׁב בְּצַעַר, וּבָאוּ לְכָאן הַחַיִּים לְעוֹרֵר אוֹתָנוּ עִם סֵפֶר תּוֹרָה, וַאֲנִי וַחֲבֵרַי הִקְדַּמְנוּ אֶל יְשֵׁנֵי חֶבְרוֹן, וּכְשֶׁהִתְחַבְּרוּ בְּגַן עֵדֶן עִם רוּחוֹת הַצַּדִּיקִים, נִמְצָא לִפְנֵיהֶם, שֶׁאוֹתוֹ סֵפֶר תּוֹרָה שֶׁהֵבִיאוּ לְפָנֵינוּ אוֹתָם הַחַיִּים הָיָה פָּסוּל וּמְשַׁקֵּר בְּשֵׁם הַמֶּלֶךְ, עַל שֶׁנִּמְצְאָה וָא»ו יְתֵרָה בְּאוֹתוֹ פָּסוּק שֶׁל (ויקרא יא) וְשֹׁסַעַת שֶׁסַע שְׁתֵּי פְרָסוֹת. וְאָמְרוּ, שֶׁהוֹאִיל וְשִׁקְּרוּ בְשֵׁם הַמֶּלֶךְ, שֶׁלֹּא יָשׁוּבוּ אֲלֵיהֶם, וְדָחוּ אוֹתִי וְאֶת הַחֲבֵרִים שֶׁלִּי מִבֵּית הַיְשִׁיבָה.

 

Comentario de Zion Nefesh:
Continuación del ZD anterior

# 268
Hemos aprendido que Rabí Iehudá dijo: Un día, Rabí Jizkiá y Rabí Iesa iban andando por el camino. Llegaron a un lugar llamado Gush Jalav, que estaba desolado. Se sentaron cerca de un cementerio, y Rabí Iesa tenía consigo un trozo roto de un rollo de la Torá, es decir, sostenía una sección rota de un rollo de la Torá con una columna de texto.

Ante ellos se estremeció una tumba mientras ellos se sentaban y gritaban: «¡Ay, ay! El mundo está en apuros porque la Torá ha sido exiliada a este lugar. O quizás los vivos han venido a burlarse de nosotros y a deshonrarnos con su Torá».
Rabí Jizkiá y Rabí Iesa se sorprendieron.

#269
Rabí Jizkiá le dijo a la tumba: «¿Quién eres tú?»
Él le respondió: «Soy una persona muerta, y he sido despertado a causa del rollo de la Torá. Una vez, el mundo estaba en apuros, y los vivos vinieron aquí para despertarnos con un rollo de la Torá.
Mis compañeros y yo nos adelantamos a los durmientes de Hebrón (los Patriarcas). Cuando se reunieron en el Jardín del Edén con el alma de los Tzadikim en el nivel de Rúaj, se encontró entre ellos que el rollo de la Torá que los vivos habían traído ante nosotros no era válido y falsificaba el nombre del Rey.

Esto se debió a que se encontró una ‘vav’ adicional en el versículo «Todo aquel que es de pezuña y pezuña hendida y que rumia, entre los animales, ese podréis comer” donde estaba escrito ‘y pezuña’. Dijeron: ‘Ya que han mentido en nombre del Rey, pues la Torá es el nombre del Rey, no volverán a ellos para informarles si su oración fue aceptada. Por eso, a mí y a mis amigos nos expulsaron de la sala de estudio en ese momento.

Notas:
Rabí Iehudá relata un incidente en el que el mundo estaba en apuros y los vivos llegaron al cementerio para despertar las almas de los Tzadikim trayendo un rollo de la Torá.

Motivados por esto, él y sus compañeros procedieron a informar a los «durmientes de Hebrón», refiriéndose a los patriarcas Avraham, Itzjak y Iaacov.

Cuando se reunieron en el Jardín del Edén con los espíritus (Rujot) de los Tzadikim, se descubrió que el rollo de la Torá que trajeron los vivos no era válido porque contenía un error: una letra «vav» extra en un versículo específico. El versículo en cuestión se refiere a los animales que se permite comer, y menciona específicamente a aquellos que «tienen la pezuña hendida» (Dvarim/Deuteronomio 14:7). La adición incorrecta alteró la palabra ‘shasa’, ‘hendida’, que significa ‘hendir’, por ‘y hendida’, ‘ve shasa’, introduciendo una conjunción innecesaria ‘y’.

Este error fue considerado una falsificación del “nombre del Rey”, que simboliza a Hashem, porque se considera que la Torá encarna el Nombre y la esencia de Hashem.

Como resultado, los Tzadikim declararon que no volverían a los vivos para informarles si sus oraciones habían sido aceptadas. Además, el orador y sus amigos fueron expulsados de la sala de estudio celestial (Ieshivá) debido a esta tergiversación.

Esta sección del Zohar enseña sobre la importancia crítica de mantener la pureza y la exactitud de la Torá. Un error aparentemente tan pequeño como una letra adicional se considera una infracción grave que puede interrumpir la conexión entre los reinos de los vivos y los espirituales.

Sirve como una advertencia sobre la diligencia que se requiere en la observancia religiosa y los profundos efectos que las acciones en este mundo pueden tener tanto en los vivos como en los difuntos. La narración enfatiza que la santidad de los textos de la Torá debe preservarse para mantener la armonía entre las prácticas terrenales y los decretos celestiales.

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