350. Hemos aprendido que todos estos ojos de Hashem, LOS ÁNGELES DE LA PROVIDENCIA, recorren el mundo para conocer las acciones de los hombres. Alzan la vista y todos miran el rostro de esa persona, la ven y abren la boca: ¡Ay, ay, ay de él en este mundo y ay de él en el Mundo que Viene! Aléjense de él, pues su rostro atestigua que el espíritu de impureza reposa sobre él. ESTA ES LA ESENCIA DEL VERSÍCULO: “Y MI FLACURA SE LEVANTA PARA TESTIFICAR EN MI ROSTRO”, PUES LA DELGADEZ TESTIFICA A SU ROSTRO. Durante todos estos días, esa marca atestigua en su rostro. Si engendra un hijo, atrae sobre él el espíritu de impureza. Así son los malvados del mundo, gente insolente, cuyo Señor les permite permanecer en este mundo para vencerlos en el Mundo que Viene.
Comentario de Zion Nefesh:
Continuación del ZD anterior
#350
Y hemos aprendido: Todos estos «ojos de Hashem» —es decir, los ángeles de la Providencia, que recorren el mundo observando los caminos de los seres humanos— alzan la vista y contemplan el rostro de esa persona, y todos le gritan: «¡Ay! ¡Ay! ¡Ay de él en este mundo, y ay de él en el Mundo que Viene!».
«Rodean a fulano» porque el testimonio está en su rostro: que el espíritu de impureza reposa sobre él. Como está escrito: «Su rostro atestigua», es decir, la misma falsedad testifica en su rostro. Y durante todos los días que esta marca permanece en su rostro como testimonio, si engendra un hijo durante ese tiempo, atrae sobre él un alma del lado de la impureza.
Estos son los malvados de la generación, de rostro descarado, cuyo Señor los abandona en este mundo para destruirlos en el Mundo que Viene.
Notas:
Incluso esta sombría advertencia no está exenta de esperanza. Anteriormente en esta sección, vimos que las lágrimas de arrepentimiento sincero, junto con el estudio constante de la Torá, pueden borrar la marca. La Teshuvá es poderosa si se realiza con verdad y profundidad.
