Daily Zohar 4739
Traducción al Español: Daniel Schulman
186. Rabí Aba estaba sentado a la puerta de la ciudad de Lod. Vio a un hombre sentado en una cornisa de la ladera de una montaña. Estaba cansado del camino, así que se sentó y se durmió. Mientras dormía, vio que una serpiente se le acercaba. Un reptil emergió y mató a la serpiente. Cuando el hombre se despertó, vio la serpiente muerta. Se puso de pie y la cornisa, que había sido arrancada de la montaña, cayó al valle inferior. Así, fue salvado, PORQUE SI HUBIERA RESUCITADO UN MOMENTO DESPUÉS, SE HABRÍA CAIDO JUNTO CON LA CORNISA AL VALLE Y SE HABRÍA MATADO.
187. Rabí Aba se acercó a él y le dijo: ¿Qué has hecho para que el Santo, bendito sea Él, te haya hecho dos milagros? SALVÁNDOTE DE LA SERPIENTE Y DEL BORDE QUE CAYÓ, porque estos acontecimientos no sucedieron sin razón.
188. El hombre dijo: En todos mis días perdoné e hice las paces con todo hombre que me había hecho mal. Si no podía hacer las paces con él, no dormía en mi cama antes de perdonarlo a él y a todos los que me afligían. Por lo tanto, no abrigué odio en todo ese día por el daño que me hizo. Además, a partir de ese día, traté de hacer gestos amables hacia ellos.
Traducción al Hebreo:
187. בָּא אֵלָיו רַבִּי אַבָּא, אָמַר לוֹ, אֱמֹר לִי מַה מַּעֲשֶׂיךָ, שֶׁהֲרֵי הַקָּדוֹשׁ בָּרוּךְ הוּא הִרְחִישׁ לְךָ שְׁנֵי הַנִּסִּים הַלָּלוּ שֶׁאֵינָם לְחִנָּם?
188. אָמַר לוֹ אוֹתוֹ הָאִישׁ, כָּל יָמַי לֹא שִׁלֵּם לִי אִישׁ רָע בָּעוֹלָם שֶׁלֹּא הִתְפַּיַּסְתִּי עִמּוֹ וּמָחַלְתִּי לוֹ. וְעוֹד, אִם לֹא יָכֹלְתִּי לְהִתְפַּיֵּס עִמּוֹ, לֹא עָלִיתִי עַל מִטָּתִי עַד שֶׁמָּחַלְתִּי לוֹ וּלְכָל אוֹתָם שֶׁצִּעֲרוּ אוֹתִי, וְלֹא חָשַׁשְׁתִּי כָּל הַיּוֹם לְאוֹתוֹ הָרָע שֶׁשִּׁלֵּם לִי, וְלֹא דַי לִי זֶה, אֶלָּא שֶׁמֵּאוֹתוֹ הַיּוֹם וָהָלְאָה הִשְׁתַּדַּלְתִּי לַעֲשׂוֹת עִמָּהֶם טוֹב.
Comentario de Zion Nefesh:
Continuación del ZD anterior
#186
Rabí Abba estaba sentado a la entrada de la puerta de la ciudad de Lod. Vio a un hombre que se acercaba y se sentaba en una protuberancia que se extendía desde la ladera de la montaña. El hombre estaba cansado del camino, se sentó a descansar y se quedó dormido. Mientras tanto, Rabí Aba vio que una serpiente se acercaba al hombre. De repente, una criatura llamada Kustpa de-Gurdana apareció y mató a la serpiente.
Cuando el hombre despertó, vio la serpiente muerta tendida frente a él. Se levantó, y la protuberancia en la que había estado sentado se desprendió de la montaña y cayó al valle. Si el hombre hubiera tardado un momento en levantarse, habría caído con la protuberancia al valle y habría muerto.
Notas:
‘Sharatz’ es una especie de comadreja o mangosta, o un trozo de madera con espinas.
Si bien no existe una identificación definitiva de «Kustpa de-Gurdana», la descripción de sus acciones sugiere fuertemente una criatura con los atributos de una mangosta o una comadreja, que son conocidas por su agilidad e instintos depredadores.
#187
Rabí Aba se acercó a él y le dijo: «Cuéntame sobre tus acciones, pues el Santo, bendito sea Él, ha hecho que estos dos milagros te sucedieran: salvarte de la serpiente y de la cornisa que se cayó. No fueron sin razón».
Notas:
Rabí Aba reconoce la mano de Hashem en la salvación milagrosa del hombre y busca comprender las buenas acciones que justificaron estas intervenciones.
#188
El hombre le respondió: «En toda mi vida, nadie me ha hecho daño sin que yo haya buscado la reconciliación y lo haya perdonado. Además, si no pudiera reconciliarme con ellos, no me acostaría sin perdonarlos a ellos ni a todos los que me causaron problemas.
No los odié todo el día por el mal que me habían hecho. No sólo eso, sino que desde ese día en adelante, haría todo lo posible por hacerles el bien.
Notas:
Esta sección se conecta con el comportamiento de Iosef con sus hermanos.
El hombre explica el principio rector de su vida: practica el perdón absoluto y no guarda rencor contra quienes le hacen daño.
Se asegura de perdonar a los demás, incluso si la reconciliación no es posible, antes de terminar su día. Además, va más allá del perdón, buscando activamente hacer el bien a quienes les han causado daño. Esto refleja un profundo nivel de carácter espiritual y moral, que enfatiza el amor, la compasión y la superación del resentimiento, anulando el ego.
Sus acciones están en sintonía con las enseñanzas de la Torá sobre la necesidad de emular los caminos del Santo, bendito sea Él, y fomentar la paz y la bondad en las relaciones humanas. Tal comportamiento se considera meritorio y merecedor de la protección de Hashem, en consonancia con la idea de que quienes practican la compasión reciben compasión de lo Alto.
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