Daily Zohar 4868
Traducción al Español: Daniel Schulman
Traducción al Hebreo:
Comentario de Zion Nefesh:
Continuación del ZD anterior
#359
Y hemos aprendido: Cuando Adam descendió a este mundo, lo hizo en la forma Suprema y Santa, y cuando los seres superiores e inferiores lo contemplaron, se acercaron a él y lo designaron rey del mundo entero. Después, cuando la Serpiente se abalanzó sobre Javáy la inyectó con impureza, ella dio a luz a Kaín, y de esa impureza surgió Kaín.
De él descienden todas las generaciones de los malvados del mundo, y de esa misma raíz surgieron las moradas de los demonios y los espíritus, que se remontan a Kaín y su corrupción. Como resultado, todos los demonios y espíritus del mundo son de origen mixto: la mitad proviene de la humanidad inferior y la otra mitad de los ángeles superiores.
Dado que nacieron en parte de la impureza de la Serpiente, sobre la que cabalgó el ángel Sam-l, son, por lo tanto, en parte de origen angelical. Y la otra mitad es humana, ya que se remontan a Kaín, quien fue descendiente de Adán. De manera similar, los otros demonios, nacidos de Adam a través de los dos espíritus femeninos (mencionados en el número 358), también son híbridos: mitad humanos, mitad Supernos.
Notas:
Este profundo pasaje del Zohar describe la naturaleza espiritual dual de ciertas entidades, en particular demonios y espíritus, que se representan como nacidos de la impureza, introducidos por la Serpiente, ‘Najash’ en Javá y conectados con el ángel Sam-l, un ser espiritual asociado con el juicio y la impureza.
El Zohar establece una clara distinción entre la santidad inicial de Adam —que refleja la imagen divina— y la caída que le siguió debido a la intrusión de la Serpiente. Como primer descendiente, Kaín es representado como originado de esa contaminación espiritual.
Como resultado, tanto el linaje de Kaín como los espíritus demoníacos nacidos de los encuentros posteriores de Adam con fuerzas impuras (simbolizados por dos espíritus femeninos) son criaturas híbridas con aspectos espirituales (angélicos) y físicos (humanos).
Este concepto refleja una comprensión cabalística de la contaminación espiritual, el nacimiento impuro y la existencia híbrida, arraigada en la caída del estado original de Adam.
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